Rocas, torcazas y ramales, que al chocarse contra este cuerpo, aletearon mi angélica manía de reencontrar naturaleza en los actos. La brisa ululaba como estrellas tocando cuerdas, en dramática pose, allí, circunvalando alrededor de la hinchazón, tentándome a enterrar estos huesos intuitivos que de una fortuna, han quebrado su cartílago: Hacia dónde van las aves mancas, me pregunto.